lunes, 29 de diciembre de 2008
Anunciado en radio
miércoles, 24 de diciembre de 2008
Ya huele a abeto
martes, 16 de diciembre de 2008
jueves, 11 de diciembre de 2008
¡Felicidades!
http://laultimaseduccion.blogspot.com/2007/12/si-no-tienes-un-blog-segn-parece-no.html
En ese periodo, han sido 107 nuestras entradas, posts, o desvaríos, que han tenido 3.939 visitantes, que a su vez han visto 6.700 páginas. Gracias a tod@s por vuestro apoyo: Con él esperamos cumplir muchos más.
sábado, 6 de diciembre de 2008
viernes, 5 de diciembre de 2008
Hay que ponerse las pilas
miércoles, 3 de diciembre de 2008
MAYÚSCULAS
lunes, 1 de diciembre de 2008
domingo, 30 de noviembre de 2008
lunes, 24 de noviembre de 2008
sábado, 22 de noviembre de 2008
Juegos de infancia
El recreo avanzaba inexorable, y en un momento dado, Aitor y yo nos inventamos un juego. Nos escondimos tras el montículo, e intercambiamos toda nuestra ropa, de arriba abajo. Al llegar a clase, no se muy bien cómo la profesora se dio cuenta del cambio, y nos volvió a poner a cada uno nuestra ropa. Pero, ¿y si nos cambiamos algo más que la ropa? ¿Si realmente nos cambiamos hasta las identidades? ¿O si nos cambiamos las identidades y no la ropa? Quizás yo ahora sea Aitor, haya vivido su vida, y él la mía. Hasta ahora.
Recordé esta historia de mi infancia al ver en el festival de cine de San Sebastián El niño con el pijama de rayas. ¿Pero es un recuerdo mío, o de Aitor?
miércoles, 19 de noviembre de 2008
2 Españas, 2 iglesias, una mirada: La Vasca
lunes, 17 de noviembre de 2008
El libro de las caras
Da juego esto de Facebook, de todas formas por ahora me tira más el blog, pero aunque una cosa no quita a la otra, el tiempo, al menos en mi caso y supongo que también en el vuestro, no es algo relativo, se escapa entre los dedos que teclean parsimoniosamente este teclado que tengo delante… Voy a ver si tengo nuevos amigos en Facebook.
miércoles, 12 de noviembre de 2008
Play music
martes, 11 de noviembre de 2008
En un lugar de la mancha
sábado, 8 de noviembre de 2008
Black power... Better black hope
Tenemos nuevo presidente mundial, y más allá del tono de su piel, espero que vengan nuevos tiempos, y podamos ver todo de color de... bueno, que las cosas mejoren, sean del color que sean.
miércoles, 5 de noviembre de 2008
LA DIFERENCIA
Te quedas mirándoles, sin atreverte a acercarte a ellos. Son como tú, pero tan diferentes… tu después volverás a casa. Ellos no. A ti alguien te espera, a ellos sólo les aguarda la calle y el frío. Te sientes una intrusa sentándote a su lado. Una extraña que intenta ser amable con ellos. ¿Realmente sientes empatía hacía ellos? o ¿están demasiado lejos para llegar a su lado?. Te dices a ti misma que estás allí para algo. Y dejas de charlar con los que sí que tienen un hogar y te pones a su lado, aunque al principio sólo sea físicamente. Y comienzas con trivialidades para pasar, si te dejan, a su vida, a sus porqués, a sus cuándo, a sus razones… y entonces, por unos momentos te olvidas de dónde estás. De repente, te encuentras en un bar riéndote con unos amigos sobre las ocurrencias del hombre con acento tejano. Un poco antes has buscado las siete diferencias en el pasatiempos del periódico con el chico marroquí que se irá pronto a Almería a recoger aceitunas. Y también has preguntado por preguntar al argelino de qué equipo de fútbol es. La respuesta ha llegado con una indiferencia educada: “Yo primero tengo que arreglar mi situación personal, esas cosas no me importan”. Ahí es cuando te has chocado de bruces con su realidad y esa sí que es diferente.
martes, 4 de noviembre de 2008
El fin justifica los medios
jueves, 30 de octubre de 2008
¿Susto o muerte?
lunes, 27 de octubre de 2008
El misterio de la casa de los murciélagos
Para que Raspas pudiera seguir disfrutando en cualquier momento del exterior sin que esto obligara a Carlos a tener la puerta de la terraza abierta y padecer así el rigor del invierno, este decidió instalar una gatera con su puertecita batiente que le permitiera entrar y salir libremente aunque la puerta estuviera cerrada. La armonía gato – humano fue perfecta, hasta que un tercero entró en discordia: Una noche, mientras Carlos miraba sin especial interés lo que ofrecía la televisión, un murciélago surgió de la nada, y comenzó desorientado a dar vueltas por el salón, tratando de encontrar la salida. Y os preguntaréis, porqué no salió por donde había entrado, y ahí surge el enigma: Puertas y ventanas estaban herméticamente cerradas. Tras abrir la ventana, el murciélago dio todavía un par de vueltas más hasta que pudo ubicar la escapatoria a golpe de ultrasonidos.
Este episodio habría quedado en una simple anécdota si no fuera porque al día siguiente, se repitió. Y no solo al día siguiente: A partir de ese momento, todos los días, si no era por la noche, a la mañana al levantarse, Carlos encontraba un murciélago en el salón, y es más, a veces lo que encontraba era el cadáver, o su pequeño cuerpo decapitado. Esto último podía tener su explicación en la presencia del gato en el domicilio, que podía haber cazado al murciélago, y haber dado buena cuenta de él.
El desánimo se apoderó de Carlos, incapaz de encontrar un razonamiento lógico que explicara aquellas visitas diarias. Y en esas estaba cuando se enteró de que un experto en murciélagos iba a dar una conferencia en su ciudad. Esperando que este pudiera hacer algo de luz sobre aquel misterio que le tenía desconcertado, decidió asistir a la charla. Tras escuchar atentamente las explicaciones del experto y conocer algo más de esos mamíferos con los que compartimos hábitat, le abordó tras la charla y le contó su caso. El experto, tras conocer el enigma, le dijo que tenía que tener una explicación sencilla, basada en lo escurridizos y pequeños que son los murciélagos, características que les permiten entrar por los agujeros más reducidos, aquellos por los que nunca pensaríamos que podrían acceder, y que en su caso, podría haber sido a través de la caja en la que se suelen recoger las persianas enrollables, que suelen estar encima de la ventana y dentro de la vivienda. Al decirle al experto que aquel no era su caso y que en su salón no había ningún resquicio por el que se pudieran colar, el experto decidió que estaba ante un caso que podía ser digno de ser estudiado sobre el terreno, y se ofreció a visitar el piso para aclarar el entuerto.
El experto se pasó un buen rato estudiando la casa, y tras husmear por todos los rincones y recovecos del salón, tuvo que dar su brazo a torcer y reconocer que no había manera de que un murciélago entrara en el salón con la puerta de la terraza, la ventana, y la puertecita de la gatera que ningún murciélago podría abrir, cerradas.
Tras agradecer su interés al experto, a Carlos no le quedó otra opción que aceptar que la suya también era la casa de los murciélagos, y por supuesto la de Raspas, que le miraba como acostumbran a mirar los gatos, con ojos de estar por encima del bien y del mal. Pero ¿Y si ese animal irracional tuviera la respuesta? Al fin y al cabo el que estaba beneficiándose de la situación era él, cazando y jugando con los murciélagos, por tanto ¿por qué no iba a ser cosa suya? En los siguientes días más que en la rutina de los murciélagos, Carlos se fijo en la de Raspas: Sus paseos a la puesta del sol por el tejado, de los que no sabía muy bien en qué momento de la madrugada volvía, y esas mañanas en las que se lo encontraba en el salón con cara de no haber roto un plato. Carlos empezó a ver claro que Raspas era el culpable de la situación, pero no sabía cómo conseguía amanecer en el salón acompañado de un murciélago. Pero cuando Carlos estaba a punto de lanzar la toalla, la luz se hizo: Entre los hábitos de los murciélagos que describió el experto en su charla, recordó que comentó que era habitual que eligieran huecos en los tejados de las casas como madriguera, y que tras pasar todo el día en ellos, salieran a alimentarse cuando se ponía el sol, justo cuando Raspas se iba de paseo precisamente al tejado: Por lo tanto, ¿y si Raspas había descubierto una madriguera de murciélagos, sabía cuando salían, y lo que hacía era esperar hasta que atrapaba a alguno de ellos, pero en vez de matarlo al instante lo llevaba en su boca hasta introducirlo en el salón por la gatera, y así poder hacer uso de él como estimara oportuno sin riesgo de que se escapara? Esa hipótesis era realmente retorcida, pero propia de la mentalidad felina. Carlos no tenía pruebas de que esto fuera así, pero a partir de ese momento, y probablemente porque Raspas se dio cuenta de que habían descubierto su macabro juego, y así ya no tenía gracia, ningún murciélago más volvió a aparecer en el salón de Carlos.
jueves, 23 de octubre de 2008
Paisaje de mañana de domingo con niña
La niña está descubriendo el mundo, y los adultos lo ven desde otra perspectiva de la mano de ella: Reflexiones cargadas a partes iguales de inocencia y verdad, o palabras que mutan y adquieren nuevos sentidos. E aquí algunas de estas últimas surgidas en 5 minutos de conversación:
-Boligrajo: El boligrajo pinta muy negro, y grazna desde una rama baja.
-Paca: La paca muge, da leche, blanca, y tiene nombre propio, Paca.
-Lila es gris: Y es que ¿cómo va a existir el gris a los ojos de una niña?
martes, 21 de octubre de 2008
Malas compañías
Tampoco le faltaron ofertas matrimoniales: Todas las herederas en edad de merecer de las fortunas más indecentes se arrimaban a él en las fiestas que organizaban sus progenitores para buscarles un marido digno de su posición, y cuando se decidió por la que parecía la mejor opción, la hija de un promotor inmobiliario que había amasado una inmensa fortuna a base de sobornar a concejales sin escrúpulos de localidades costeras del mediterráneo, más que pedirle la mano podríamos decir que le lanzó una opa hostil a su padre, que vistas los posibilidades de diversificación del negocio y de blanqueo de dinero que le ofrecía su futuro yerno/socio, aceptó encantado. La chica bastante tenía con fundir mensualmente los fondos de la visa diamante que diligentemente alimentaba su padre.
Pero cuando todo parecía ir sobre ruedas, cuando la vida que había imaginado para él el protagonista de esta historia era una exitosa realidad, de la noche a la mañana, todo cambió. Los bancos, que habían especulado hasta lo insostenible con un dinero que no tenían, quebraron. Aquellos que tenían sus escasos ahorros en esos bancos, se asustaron. Las empresas se quedaron sin liquidez para afrontar sus pagos, y muchas tuvieron que cerrar. Y la bolsa entró en barrena.
La gente de la calle no entendía cómo se podía haber llegado a esa situación, cómo en la supuesta bonanza económica en la que vivían todo se podía ir al traste por la desmedida avaricia de los que más tenían. Aquellos que habían sido admirados y respetados, ahora estaban en el disparadero. La gente señalaba por la calle a los trajeados, que evitaban por todos los medios atravesar los suburbios, en los que cualquier coche de alta gama era objetivo de la ira y la frustración de aquellos que habían perdido lo poco que tenían. Los economistas habían pasado al escalafón más bajo de la sociedad, por debajo incluso de los árbitros, los meteorólogos, los promotores inmobiliarios, los prestamistas y los sepultureros.
jueves, 16 de octubre de 2008
To estar or not to ser
Viviendo, en la sala de estar, y de ser.
martes, 14 de octubre de 2008
La inspiración tiene uñas
La frase se acomodó en un pequeño rincón de mi cerebro a la espera de que cobrara sentido. Los días iban pasando, otras ideas me salían al paso e iban creciendo hasta convertirse en entradas del blog, algunas casi de manera instantánea, otras tardaban un poco más, pero el esqueleto sobre el que se iban a formar se vislumbraba desde un principio, y solo era cuestión de darles un par de vueltas, y dejar que mi imaginación, o la vida, hiciera el resto.
En esto que otra imagen se cruzó en mi camino, o ante mi uretra para ser más exactos: Me encontré en un urinario del polideportivo de Tolosa una pequeña cara sonriente en forma de filtro previo al desagüe, cuyo objetivo complementario a evitar que objetos sólidos puedan atascar el urinario supuse que era el que el inconsciente viril nos haga centrar en el nuestra micción, minimizando de esa manera los salpicones externos. Y en esto me acordé de la otrora famosa araña de urinario, aquella que habitaba hace unos años cualquier urinario público, siempre a la izquierda, y que prácticamente ha desaparecido con la misma prontitud con la que se convirtió en algo cotidiano. La araña volvía a asomar al primer plano de mis elucubraciones más improductivas, pero el tema de esa futurible entrada al blog se me revelaba como un recuerdo a aquellos otros “animales” en vías de extinción: La propia araña de urinario, o las arañas de techo, esas lámparas imprescindibles hace unos años en cualquier hogar que se preciara, presidiendo la sala de estar (sala de estar... ese concepto también se me ha quedado grabado en el rinconcito de “ideas a desarrollar para posible entrada en el blog”), las bacas de coche de toda la vida, la butterfly pillow, esa almohada con forma de mariposa que como la araña del urinario fue olvidada tan rápido como llegó a ser muy popular...
Estos podrían ser algunos de esos otros animales en vías de extinción, pero en eso que otra araña, esta de carne y con uñas se mostró ante mis sorprendidos ojos: sorprendidos por su tamaño, considerable, y por su tela de araña, que parecía estar suspendida de la nada (ahí donde la veis, está en su tela). Esa araña es la que ilustra la foto del inicio de esta entrada, y con esas ideas aparentemente inconexas pero con la araña como hilo conductor, tejo como tela de araña esta entrada en la que espero haberte atrapado por un instante.
domingo, 12 de octubre de 2008
Fiestas de barrio
Yo no soy de ese barrio, el río Oria nos separa, de hecho tampoco había un espíritu muy definido de barrio a este lado del río, y como ocurre con tantos y tantos nacionalismos, reivindicábamos nuestra razón de ser como barrio cuando teníamos nuestros más y nuestros menos con los chavales del otro lado: Partidos de fútbol que acababan como el rosario de la aurora, robos mutuos de las maderas y cartones con los que pensábamos alimentar nuestras respectivas fogatas de san Juan...
Las fiestas de barrio vienen a ser la manera de reivindicar de manera lúdica esa pertenencia a algo próximo, sin fronteras ni banderas, como mucho pañuelo que ponerse al cuello. En ese ámbito prácticamente todos se conocen, y unos cuantos arriman el hombro para que durante unos días, con sus noches, el barrio en fiestas le robe el protagonismo al centro de la localidad.
Hace unos años, las fiestas de barrio entraron en una profunda crisis. De hecho, muchas de ellas desaparecieron por la falta de relevo a la hora de comprometerse con su organización, y porque la asistencia a las mismas bajó considerablemente. Las fiestas de barrio ya no estaban bien vistas. Eran “cutres”. No “molaba” ir a fiestas de barrio. Como tampoco molaba ir a comprar al ultramarinos de la esquina. O tomarse algo en el bar donde los jubilados del barrio jugaban al mus. Algunas aguantaron con más pena que gloria, como es el caso de las de Berazubi, más por el empeño de unos pocos que por la respuesta popular, ya sabéis, la gente prefería irse a los centros comerciales a disfrutar de un ocio más global y cosmopolita. Pero las cosas han cambiado algo, y más que van a cambiar, pienso. Se acabó el andar alegremente de aquí para allá con el coche. La crisis va a cambiar muchas cosas, algunas de la macroeconomía o de la geopolítica, pero también costumbres del día a día, de nuestros barrios. ¿Volveremos a juntarnos en casa de aquel vecino que tenga tele de plasma con canal satélite como se juntaban los vecinos en casa de la primera familia que se compró una tele en el franquismo? ¿Se juntarán las vecinas para zurcir y cotillear? ¿Y los niños a patear balones?
Una crisis es algo terrible, pero de todas ellas ha de aprenderse algo, y sinceramente pienso que estamos viviendo un momento histórico, y que lo que puede surgir de las cenizas de ese neoliberalismo caníbal en el que hemos estado sumidos va a ser positivo. Hay que pensar que lo que alcanza nuestra vista puede hacernos felices, que con lo que tenemos a mano nos es suficiente. Lo que está a nuestro lado es lo que nos puede hacer fuertes, lo que nos puede ayudar a seguir. Vecinos, hay que volver a mirarse a los ojos. E ir a fiestas de barrio. Me bajo a tomar algo. Nos vemos en el barrio.
viernes, 3 de octubre de 2008
El cielo bajo tierra
A simple vista no hacían nada diferente a los demás clientes, apuraban sus zeros como si fueran infinitos, lanzaban unos dardos que siempre daban en la diana de su amor, reían y hablaban hasta que llegaba el momento de volver a la superficie, a la realidad, a ese día a día en el que tenían que ser otros. Pero las tardes eran suyas, y de tarde en tarde, soñaban despiertos con que la caída del sol no apagara ese momento.
La camarera siempre les sonreía y les atendía muy amablemente, consciente de que emanaban un amor tan intenso, que inundaba ese bar subterráneo, que podría ser un refugio antiaéreo, un refugio antirealidad. Lo que ella no sabía es que era una de las pocas personas que compartía ese momento, no era consciente de que ese lugar que para ella suponía trabajo, para ellos representaba la libertad: Para ellos la claustrofobia estaba en la calle.
Cuando llegaba el fatídico instante de subir a la superficie y ver cómo el sol se llevaba esa tarde que solo era suya, lo hacían muy despacito, eran dos pequeños tramos de escalera lo que separaba el amor desbocado de la realidad amordazada, que no tenía nada de amor a pesar del adjetivo, que viene de morder, como les mordía esa realidad, les arrancaba el uno al otro a bocados. Se tomaban su tiempo para emerger, muy despacito, escalón a escalón, de manera cansina, derrotados, pero antes de llegar al final protagonizaban una pequeña rebelión, se abrazaban y besaban como si fuera la última vez, pero es que ¿quién te puede asegurar que cuando estás besando y abrazando a la persona que amas y que te ama no sea la última vez?
Deseos que no se sabe si suben o bajan
martes, 30 de septiembre de 2008
El abrazo perdido
Así es, o al menos esa percepción tengo yo: Los críos de hoy en día no van por la vida abrazados. Probablemente tengan más cosas entre manos (playstation y demás) de las que teníamos en nuestra época, que aunque lleváramos el balón de reglamento (el regalo más preciado), siempre nos quedaba el otro brazo libre para fundirnos con nuestro amigo del alma.
Supongo que si la juventud es una enfermedad que se cura con el tiempo, mientras nos vamos curando de esa “enfermedad”, vamos contagiándonos de la nostalgia, ese filtro sepia a través del cual vemos nuestros recuerdos. Ese filtro hace que probablemente recordemos mejor lo que fueron buenos momentos, y más desenfocados los malos. Pero pienso que si los chavales de hoy en día estuvieran más asilvestrados, entraran en casas abandonadas, pusieran monedas en las vías del tren, persiguieran a gatos callejeros, jugaran en la calle hasta la caída del sol y más allá, persiguieran a las niñas para echarles globos de agua, y sobre todo, fueran abrazados, otro gallo nos cantaría. Será nostalgia, pero no me dan envidia todas las pleiesteision y nintendo deeses del mundo: Me quedo con mis abrazos.