jueves, 23 de octubre de 2008

Paisaje de mañana de domingo con niña

Despunta un agradable sol otoñal. Las ardillas se dedican a hacer acopio de alimentos de cara al inminente invierno. Las últimas rosas florecen in extremis ante la poda venidera. Una mujer, un hombre y una niña pequeña disfrutan como si fuera la primera vez (¿es que acaso no lo era? y ¿por que no pensar que siempre es la primera vez?) de esas pequeñas cosas de las que ninguna crisis nos puede privar: Unas pinturas con las que colorear de vivos tonos cualquier atisbo de gris que asome por los márgenes de su idílica realidad, unas manualidades que pueden ser algo más que un simple entretenimiento (¿Las lucirá una chica la noche en la que quizás conozca al amor de su vida?), y una mirada que quede plasmada en la pantalla de un ordenador, que como su propio nombre indica, sirve para ordenar esos pensamientos, reflexiones, situaciones o diálogos que se cazan a vuelapluma.
La niña está descubriendo el mundo, y los adultos lo ven desde otra perspectiva de la mano de ella: Reflexiones cargadas a partes iguales de inocencia y verdad, o palabras que mutan y adquieren nuevos sentidos. E aquí algunas de estas últimas surgidas en 5 minutos de conversación:

-Boligrajo: El boligrajo pinta muy negro, y grazna desde una rama baja.
-Paca: La paca muge, da leche, blanca, y tiene nombre propio, Paca.
-Lila es gris: Y es que ¿cómo va a existir el gris a los ojos de una niña?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Marti... eres todo un poeta! Este blogg sí que es brutal!

Ahora más que nunca... AUPA A........................................................................................................................................!!!