domingo, 21 de septiembre de 2008

Día 4: ¿Cuando llega el recreo?

Travesía del desierto: Un desierto que pasa por Génova y por un instituto parisino. Winterbottom es quien nos hace deambular como pollos sin cabeza por la ciudad italiana de la mano de un padre, sus dos hijas, y la madre muerta, que también pasaba por ahí. La de Bajo Ulloa no, ya podía ser, la madre de las 2 hijas, muerta en accidente de tráfico. Se supone que tenemos que compartir ese duelo, vivirlo, vivir la muerte, la ausencia, el dolor, el cómo seguir adelante, pero la película de Michael Winterbottom también deambula como un pollo sin cabeza.
La segunda etapa de esa travesía por la sección oficial nos llegaba de la mano de Christophe Honoré, La belle personne se titula la película. Amoríos de instituto. El cine francés a menudo se pasea por el filo de la navaja, a un lado lo sutil, lo sublime, las relaciones humanas plasmadas como pocos cineastas saben hacer, y al otro, la pedantería insufrible, el blablablá almidonado. ¿Quien se puede creer los diálogos que mantienen profesores y alumnos en esta película? Llevada de manera confusa, por momentos no distinguimos los personajes, incluso hay un profesor que parece un alumno más, y la trama se enreda sobre sí misma, con el leit motiv de que el amor o es perfecto o no es, y eso, que no es. Ni amor, ni película, ni ná. O sea que me veo en la obligación de suspender a Monsieur Honoré, y me voy al recreo, que ya toca. Adieu.

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