
La segunda etapa de esa travesía por la sección oficial nos llegaba de la mano de Christophe Honoré, La belle personne se titula la película. Amoríos de instituto. El cine francés a menudo se pasea por el filo de la navaja, a un lado lo sutil, lo sublime, las relaciones humanas plasmadas como pocos cineastas saben hacer, y al otro, la pedantería insufrible, el blablablá almidonado. ¿Quien se puede creer los diálogos que mantienen profesores y alumnos en esta película? Llevada de manera confusa, por momentos no distinguimos los personajes, incluso hay un profesor que parece un alumno más, y la trama se enreda sobre sí misma, con el leit motiv de que el amor o es perfecto o no es, y eso, que no es. Ni amor, ni película, ni ná. O sea que me veo en la obligación de suspender a Monsieur Honoré, y me voy al recreo, que ya toca. Adieu.
No hay comentarios:
Publicar un comentario