
Así es, o al menos esa percepción tengo yo: Los críos de hoy en día no van por la vida abrazados. Probablemente tengan más cosas entre manos (playstation y demás) de las que teníamos en nuestra época, que aunque lleváramos el balón de reglamento (el regalo más preciado), siempre nos quedaba el otro brazo libre para fundirnos con nuestro amigo del alma.
Supongo que si la juventud es una enfermedad que se cura con el tiempo, mientras nos vamos curando de esa “enfermedad”, vamos contagiándonos de la nostalgia, ese filtro sepia a través del cual vemos nuestros recuerdos. Ese filtro hace que probablemente recordemos mejor lo que fueron buenos momentos, y más desenfocados los malos. Pero pienso que si los chavales de hoy en día estuvieran más asilvestrados, entraran en casas abandonadas, pusieran monedas en las vías del tren, persiguieran a gatos callejeros, jugaran en la calle hasta la caída del sol y más allá, persiguieran a las niñas para echarles globos de agua, y sobre todo, fueran abrazados, otro gallo nos cantaría. Será nostalgia, pero no me dan envidia todas las pleiesteision y nintendo deeses del mundo: Me quedo con mis abrazos.
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