jueves, 27 de diciembre de 2007

La felicitación navideña del equipo de La última seducción

http://www.elfyourself.com/?id=1820818662

Que conste que la responsable ha sido Nerea Aguado, y ella es la que se ha empeñado también en que la pusiéramos en el blog: Y luego dice que no quiere participar, que ella no es del equipo... Pues ¡hay que ver que sonriente baila!

lunes, 24 de diciembre de 2007

Corretead, corretead, malditos



Cuando una mañana Gregor Samsa se despertó de un sueño lleno de pesadillas se encontró en su cama convertido en bicho enorme. Se hallaba tumbado sobre su acorazada espalda y, si levantaba un poco la cabeza, veía su barriga ovalada de color marrón, cubierta de surcos longitudinales demasiado prominentes para sostener la colcha, que estaba a punto de resbalarse al suelo. Se le nublaba la vista al contemplar las numerosas y esmirriadas patas, que no tenían nada que ver con las proporciones de sus piernas de antaño.

La metamorfosis (1915), Franz Kafka. Ediciones Akal.

¿Son ellos los bichos o lo somos nosotros? Quizás nosotros y ellos seamos bichos, solo que de distinta especie. Pero en días como este, 24 de diciembre, nuestra metamorfosis se visualiza claramente en las calles comerciales de nuestras ciudades. Correteamos de aquí para allá, como las hormigas que salen del hormiguero en busca de alimento. Nosotros las vemos a ellas, y aunque parezca una actitud errática, todos sus movimientos tienen una razón de ser. Si las hormigas nos observaran llegarían a la misma conclusión, aunque en nuestro caso me temo que nuestra búsqueda del santo grial, véase regalo perfecto, dista mucho de tener una efectiva estrategia. A última hora, a contrarreloj. Cualquier cosa puede valer para obtener la preciada recompensa, la sonrisa de un niño. Pero hoy en día la ilusión de ese niño ante ese regalo suele ser tan efímera como esa sonrisa. Pese a todo, no hay mejor regalo que la sonrisa de un niño, o la de un ser querido. Os regalo mi sonrisa.

viernes, 21 de diciembre de 2007

Cae la barrera



Inspirado muy libremente en la película El último (1924), de F.W. Murnau, y en la actualidad.



Me llamo Zbigniew. Soy Polaco. Y agente de aduanas, como lo fueron mi abuelo y mi padre. Toda una tradición familiar. Llevo más de 30 años en mi puesto. En todos estos años, ha habido muchos episodios oscuros que prefiero no rememorar, la guerra fría no tenía precisamente nada de fría en primera línea, las órdenes eran tirar a matar, y yo tirar tiraba, pero ¡por favor! No a matar. Cumplía órdenes, qué otra cosa podía hacer.

Tras la caída del régimen comunista, y gracias a mis antecedentes familiares, conservé mi puesto. El arma reglamentaria a partir de ese momento descansó sin sobresaltos en su funda, y la única emoción del cargo era el decomiso de alguna partida de vodka de contrabando, de las que procurábamos "extraviar" algunas botellas. Cuando esto ocurría, las frías y rutinarias noches de invierno se convertían en improvisadas fiestas en las que corría el vodka (el de la marca Medvedev era nuestro favorito), e invitábamos a alguna de las prostitutas que ejercía en el lado alemán de la frontera a que fuera la reina de nuestra celebración: Ella no necesitaba enseñar el pasaporte para cruzar la frontera.
Desde hoy, mi vida carece de sentido. Ha caído la última barrera, aunque en los mapamundis los países seguirán representados por diferentes colores; Alemania amarillo, Holanda verde, Bélgica marrón, Francia rojo... ¿Los niños pensarán que toda Francia es roja? Los ríos color sangre, los campos bermellón, y las gentes rojas, no sé si de ira... Las fronteras perfiladas con líneas rojas, pero nadie a partir de ahora para comprobar quien las atraviesa.
Cuelgo para siempre en la taquilla mi uniforme con su brillante abotonadura, y cruzo esa frontera que durante tantos años he vigilado. Parto hacia España, me han dicho que allá hay trabajo en la vendimia. Pero ya no podré lucir orgulloso mi flamante uniforme. Nunca más.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

La partida perdida

Ya están aquí. Varias veces al año te toca ir en busca de ellos por diferentes motivos, pero ahora vienen ellos a por ti. En la calle, en casa, en el trabajo… están por todas partes. Y todos quieren atraparte. Para ello, algunos emplean técnicas sofisticadas, sutiles, llenas de simbolismo y belleza… Otros, en cambio, prefieren utilizar las básicas o las vulgares a la par que efectivas (y no elegantes). Porque con lo simple siempre se consiguen más víctimas. Una vez ideada la trampa, la colocan en lugares estratégicos.

Pero tu eres más inteligente que todo eso y te ríes de sus estrategias. A ellos les da igual, no bajan la guardia. La primera semana consigues ser inmune a sus encantos y no caes en la tentación. Te muestras indiferente. Tu ganas. Ellos pierden. Pero no se rinden. Y siguen acechándote, esperándote, porque confían en sus fuerzas y saben que tarde o temprano flaquearás y te arrastrarán hacia ellos. La segunda semana te provocan cierta curiosidad. Y te fijas en ellos. En este punto, perdiste la partida. Y poco a poco sin darte cuenta, les prestas atención. Y comienzas a pensar en ellos. Más tiempo del que te gustaría. Quieres evitarlos, pero a estas alturas los necesitas. Los deseas. Para ti y para los que quieres. Y te rindes. Y te dejas llevar. Y un año más caes en el agujero de “Alicia y sus maravillas”.

Y oyes voces a tu alrededor y ves caras sonrientes. Y ahí están ellos, en fila, observándote, sabiéndose ganadores. Pero en un momento de lucidez y aprovechando que una cara sonriente te da la espalda, huyes de allí. Y pasan los días. Y de repente, sin darte cuenta el tiempo comienza a ir más rápido y empieza una cuenta atrás. No es el fin del mundo, pero sí el del año. Y una fecha: 24 de diciembre. Y cunde el pánico y el caos. Y sólo ELLOS tienen la solución. Y vuelves al agujero de Alicia donde esta vez su cara sonriente no te dejará escapar sin uno de ELLOS.

Un año más te han ganado la partida. Al llegar a casa, lo envuelves con ilusión y cariño. Y lo colocas en el fondo del armario al lado de los otros. Y sonríes…

Pesadilla antes de navidad


"Los niños tiran nieve, en vez de calaveras, y juegan tan felices y no hay muerte en las aceras..." cantaba Jack Skellington en la maravillosa Pesadilla antes de navidad de Tim Burton. La verdad es que, más allá de la nostalgia infantil, las luces de navidad estos últimos años brillan menos. Está bien eso de las luces de bajo consumo, que lo del cambio climático va a hacer que la navidad deje definitivamente de ser blanca, pero esas luces que ponen ahora, no brillan. No centellean. No destellean. No hacen chiribitas. No.


Apagada navidad. Que no pagada. Y es que, ¡qué sería de la navidad sin la socorrida tarjeta VISA! El otro día pillé a la mía a punto de fugarse: Se había echado el petate al hombro, que todo sea dicho, la pobre es todo hombros, que ni se le ve la cabeza ni ná... Supongo que las hacen así para que no le den muchas vueltas a la cabeza y no se asusten con los sablazos que les meten (les metemos) a comienzo de mes. A lo que iba, que la pillé agarrando ya el pomo de la puerta, a la fuga... ¡Ven pacá miss del dispendio consumista! Y es que esta, como las misses, también tiene banda, aunque magnética... Reconozcamos su labor, no habría navidad sin tarjetas VISA.


Me ha llegado un e-mail del sindicato unido de conejos, que han puesto el grito en el cielo ante las recomendaciones del gobierno de consumir conejo estas navidades: "¡Que apechuguen ahora los cochinillos, el cordero y el marisco, que es a quienes les toca!" dicen. Y bien visto, si lo que ahora tanto ha subido han sido los productos de primera necesidad, pan, leche, aceite... Consumamos angulas, marisco, jamón de bellota, besugo, trufas, caviar... Que están tan caros como siempre: Ni más, ni menos.


A pasarlo bien, ya que estamos... Por cierto, la imagen de Pesadilla antes de navidad nos la envió Asun Benito, fiel oyente de La última seducción. Muchas gracias: Por la foto, y por supuesto, por la escucha.

lunes, 17 de diciembre de 2007

Topkapi



Hay cosas que haces porque se tienen que hacer. Hay cosas que haces porque quieres hacerlas. Hay cosas que debes hacer y no las haces. Hay cosas que quieres hacer y no las haces. Hay cosas. Hay haces. Hoy haces. Haz. Es.

viernes, 14 de diciembre de 2007

Praileaitz I

Qué pesan más: ¿Unas piedras o nuestra historia? Parece que para la señora Azkarate, a la sazón consejera de cultura del gobierno Vasco, las piedras. Hoy es el día en el que como responsable de esa consejería debería de dimitir, y si su partido lo estima oportuno, nombrarla consejera de obras públicas, que ciertamente desconozco si existe esa consejería bajo esa denominación. Pero vista su actitud con respecto a lo que conserva la cueva de Praileaitz I, está clara cual es su prioridad, y tras lo ocurrido hoy en el parlamento Vasco, la de su partido, el P.N.V.

¿Tan importante es una cantera? Si es por eso, a la empresa que explota la cantera que puede acabar con uno de los yacimientos más importantes del paleolítico superior en Europa se le ha ofrecido la posibilidad de extraer piedra de otro paraje, pero parece que la cantera que puede acabar con el tesoro cultural de Praileaitz I es más golosa. ¿Por un puñado de piedras? Como mínimo sospechoso, ¿no?

Más de 200 reputados profesionales internacionales del mundo de la prehistoria y la arqueología han suscrito un manifiesto a favor de la conservación de Praileaitz I: Digo yo que algo sabrán estos señores.

La actitud del gobierno Vasco en esta cuestión está resultando vergonzante, ellos son los responsables de conservar nuestro patrimonio, pero como no ciaboguen de inmediato, pronto no va a quedar nada que conservar: ¿Y entonces que? ¿Las disculpas? ¿Por qué no actúan con la responsabilidad debida? ¿Acaso no pueden? ¿Quién manda aquí? ¿Los del ladrillo?

Bueno, me gustaría darles el beneficio de la duda, y quisiera creer que tras la resolución aprobada hoy en el parlamento Vasco (con la abstención del P.N.V. y el P.P.), van a ampliar el nivel de protección de Praileaitz I y paralizarán de forma cautelar todas las actividades en su área de influencia. Si no lo hacen, va a quedar definitivamente muy claro quien manda aquí.

¿Se puede tener a estas alturas fe en la talla política de nuestros gobernantes? Yo, por si acaso, y siendo noche de viernes, me voy a bonberenea (www.bonberenea.com) a ver a Lisabo y Atom rhumba, 2 de los grupos más interesantes del panorama rockero euskaldun, bandas que en directo ganan mucho, y con un par de cervezas, ni os cuento... Hasta la próxima.

jueves, 13 de diciembre de 2007

El otro lado del espejo

No estaba. Pero he estado. Sí Susana, he atravesado el espejo. Me he convertido en uno de ellos. Un escuchante. Nervioso. Como un padre que suelta el sillín de la bici de su hija ese día en el que aprende a pedalear sobre 2 ruedas. El padre sigue corriendo junto a la bici, para que la niña piense que le sigue agarrando el sillín, pero es ella sola la que mantiene el equilibrio. Y es mejor así, porque si ella se da cuenta de que avanza por sí sola, se cae. Ese por supuesto no es el caso de Susana, que pedalea perfectamente a través de las ondas, y le da su sello personal al programa: Dentro de una línea, que la tiene esa criatura mutante llamada La última seducción, pero Susana es Susana (por suerte para ella), y yo soy yo, que sería terrible tener 2 Martijas, aunque bien mirado podría trabajar el otro y yo vivir del cuento... Bueno, para eso ya tengo al Ayudante del Marti.
Pues eso, Susana le da distintos matices al programa, y eso lo enriquece, porque quiero que La última seducción sea un programa más que personal, con personalidad, y ahí caben perfectamente 2 personalidades: 2 horas, de lunes a viernes, 14 años de radio a mis espaldas, y a menudo cansado yo mismo de escucharme.
Decía 2 personalidades: También está la Aguado, cada vez que llega tenemos que agarrar el mantel para que no se nos vuele... Se está haciendo la remolona para participar en el blog, a ver si le jaleáis en el blog o en el foro, y acaba jugando.

Por cierto, ya os dije que esto de los blogs es nuevo para mí, todavía circulo con la L a la espalda, y resulta que tal y como estaba configurado, solo podían hacer comentarios los que tenían cuenta de correo de gmail. Ya lo he cambiado, y ahora cualquiera puede hacer su aportación. Sois bienvenidos. Felices sueños.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

¿Dónde están?

Curioso el tema de los diarios. ¿En cuántos hogares habrá escondido uno? Yo a diferencia de Jon he de reconocer que si tuve un diario en su día. Me lo regalaron y fui llenando hojas y hojas con lo que hoy en día podría calificar de "tonterías" pero, esque... ¿qué puede escribir una niña de 8 años? Hoy ya no escribo en ningún diario. Pero... ¡qué bonita función tienen esos cuadernos con candado! Sus páginas recogen esos pequeños momentos cotidianos sin importancia pero que un 30 de marzo por ejemplo nos hicieron reír o sentir. ¡Qué pronto se borran las escenas de nuestra mente si no se cuentan a alguien o se pasan a papel! La memoria de los peces... y... ¿la de las personas? Recordamos grandes momentos, pero ¿dónde se quedaron los pequeños?

Un diario, un blog...

Nunca he escrito un diario. Un diario se supone que es algo privado. O debería de serlo, a no ser que su autor decida lo contrario. Considero moralmente discutible el publicar un diario tras la muerte de su autor, lógicamente sin su consentimiento. Esto obviamente se suele dar con personas que se supone han hecho aportaciones importantes, ya sea en el ámbito de la cultura, la ciencia... Personajes conocidos, famosos. Pero esto se supone que es algo distinto. Aunque hasta ahora, solo lo hemos leído Susana y un servidor. Pero esto está aquí para que lo leáis, lo comentéis, discrepéis, disfrutéis. No sé muy bien qué va a dar de sí, que eco va a tener, pero os aseguro que, como el programa, lo vamos a hacer con mucho cariño. Invitaremos también a Nerea Aguado para que participe, aunque ya veremos si lo hace, que ya sabéis que es muy suya, pero muy nuestra también.

Hasta ahora esto es un diario, pero a partir de las 16:05, mutará en un blog: Lo anunciaremos en el programa, y a partir de ahí seguro que cobra vida propia, espero que no nos devore.

Hablando de escritos personales: Juan José Millás, en su nueva novela (¿Novela autobiográfica? ¿Biografía novelada?) El mundo, compara la escritura con aquel bisturí eléctrico en el que trabajaba su padre. Decía este, "Mira Juanjo, cauteriza la herida en el mismo momento de producirla". Para Millás, y supongo que para mucha gente, la escritura cumple esa misma función: Escribir algo personal, si la experiencia ha sido traumática, puede ser doloroso, pero a su vez puede ayudar a cauterizar la herida.
Os recomiendo vivamente la lectura de El mundo: Espero que pueda entrevistar a Millás, con el que ya hablé con motivo de la publicación de su anterior novela, Laura y Julio. Es uno de mis autores favoritos, pero aunque estoy deseando entrevistarle, también me da cierto pudor preguntarle sobre su infancia, dura, aunque supongo que su herida ya habrá cauterizado, pero una cosa es escribir sobre ello y otra supongo yo contarlo... La gestión ya está echa, a ver si sale: Ya os lo contaremos, tanto en La última seducción radiofónica como en la bloggera.

Os dejo. Susana está trabaja que te trabaja (que el jueves y el viernes la abandono, gora Santa Lutzi!) y yo aquí tecleando... Aunque el programa de hoy ya está prácticamente cerrado. Son las 12:45. Hasta luego.

martes, 11 de diciembre de 2007

Si no tienes un blog, según parece no existes...

Mientras suena Del Amitri, inauguro el blog de La última seducción, el programa radiofónico de HERRI IRRATIA LOYOLA MEDIA http://www.loyolamedia.com/

Cortamos la cinta, toca la orquesta, corre el champán (¡para ya!), y la vida de los canapés (curioso nombre), con su muerte, cobra sentido.