Quería hablaros de Camino, la película de Javier Fésser que hoy se ha proyectado en la sección oficial, más que nada porque he salido de la proyección desconcertado, no sabía si me había gustado o no. Aburrir no me había aburrido en los 140 minutazos que dura la película, que no es poco, pero no acababa de interiorizarla, y como dentro de un rato voy a entrevistar al propio Fésser, vamos a ver si poniendo sobre la pantalla lcd de mi ordenador en la redacción de HERRI IRRATIA LOYOLA MEDIA las sensaciones que todavía palpitan en mi mente, me aclaro yo mismo.
Pero antes de esto, me dicen que ayer en el canal 24 horas de TVE, en el espacio dedicado al zinemaldia, citaron este blog como una de las fuentes con las que informarse en torno a este evento. ¡Qué cosas! Habrá que ver la estadística de entradas al blog en el día de hoy, pero ya empieza a pesarme la responsabilidad, y es que uno escribe en voz baja, pero nunca sabe qué difusión va a darle a lo escrito este amplificador llamado Internet. Como de bien nacidos es ser agradecido, yo también voy a recomendar el canal 24 horas de TVE como un buen referente informativo: ¡Cómo no lo va a ser, si hasta conocen este blog!
Camino se inspira en una historia real, de hecho la niña protagonista (en la película cambian los nombres) está en proceso de beatificación. Una niña que pasó un calvario médico terrible en el seno de una familia del Opus dei, e historia a través de la cual vemos cómo no hay porqué buscar la paja en el ojo ajeno, véase el fenómeno talibán en el islam: En el catolicismo el fanatismo también tiene representación.
La "obra", así llaman al Opus dei sus integrantes. No se cómo habrá sido el proceso de documentación, pero las reacciones ante los fatales problemas de salud de la niña protagonista por parte de sus familiares, a excepción del padre, que en la película parece tener algo más de "sentido común", no está cegado por la manipulación a la que se ve sometida la madre por parte de los religiosos de esa prelatura personal de la iglesia católica, son escalofriantes. Los caminos del señor pueden ser inescrutables, pero sin ser yo practicante, no percibía como cristianos los consejos, la orientación "espiritual" que recibía tanto la madre cómo la hija mayor. No se si realmente el Opus dei funciona como nos lo muestran a través de la experiencia de esa hija mayor que es numeraria auxiliar, pero tampoco creo que el Opus haga mucho por mostrarse transparente ante la sociedad.
Jugaba yo en el título de esta entrada con el título de El niño del pijama de rayas, y es que en este caso también se contraponen de manera brutal el mundo de los adultos, el de los integrantes del Opus dei, con esa mirada infantil, con esa niña que solo busca el amor. Fésser en sus anteriores películas se ha desenvuelto en universos surrealistas, y en este caso en la mirada infantil sí que desarrolla esa visión, única manera de evadirse de esa terrible realidad en la que está sumida, pero en la historia de los adultos el tono melodramático hace que la película no esté equilibrada, y si el objetivo de Fésser, que según parece así lo ha comentado en la rueda de prensa, era contar la historia de esa niña desde su mirada, al final quien se lleva el gato al agua es el melodrama, o sea que según lo dicho por el director podría ser una película fallida, y es que la denuncia convive con la necesidad de evadirse, pero es tan dura la realidad, que nos tumba.
Cambio de tono en la filmografía de Fésser, que decía que esta historia habitaba en su mente incluso antes de El milagro de P. Tinto, pero nos gustaba más cuando la fantasía, lo surreal, mandaba: Ya se que la realidad se impone, pero el cine, también puede ser evasión, y de su mano nos habíamos evadido la mar de felices.
Por cierto, los actores sublimes, en especial la madre, Carme Elías, y la niña, Nerea Camacho: todo un descubrimiento. Vuelvo a la realidad, que hay que preparar el Magazinema de hoy. Y el lunes, a las 16:05, ¡vuelve La última seducción!