lunes, 30 de junio de 2008

¿Más que ayer pero menos que mañana?


Se acabó la eurocopa. España campeona. Con un Tolosarra, así puede que a algunos les escueza menos. Celebraciones aquí y allá. Allá más, pero aquí, también. El presidente del EBB del PNV iba con Rusia, y es que con tanta sigla igual añoraba la CCCP. Pero si pensamos que el fútbol solo es eso, fútbol, que no es poco, debería ser más fácil para nosotros vernos representados por Alonso, Casillas y Villa, que por Arshavin, Shirokov y Pavlyuchenco, por poner algún ejemplo. Mención a parte merecen las hinchadas: ¿Hinchadas de qué? De sentido del ridículo no, desde luego. Si una hinchada es el reflejo de un país, de un sentimiento nacional, podríamos pensar que lo que une a los integrantes de una nación es lo folclórico y chabacano, y en ese apartado España con sus españoles probablemente también serían campeones de Europa, pero visto lo visto en directo y por televisión, estaría más peleada la competición en las gradas que sobre el césped.

Y es que un servidor gracias a un buen amigo y a la diosa fortuna, tuvo el privilegio de poder vivir ese espectáculo en directo, en concreto el primer partido de España contra Rusia, en Innsbruck. Formábamos parte de un grupo de 20 ganadores de toda España, y fue llamativo ver como la fiebre futbolera/nacional fue prendiendo en el. Y es que las entradas habían tocado a gentes de distintos orígenes, condiciones, y en algunos casos, escasa pasión balompédica. Fueron tres días en los que desde un principio unos pocos, 4 o 5, ya demostraban su sentimiento nacional a flor de piel en forma de equipación oficial de la selección española, y a medida que el partido se acercaba, el grupo de uniformados con la camiseta de España se iba ampliando. Al llegar 3 horas antes del partido a Innsbruck, de 20 sólo 6 no teníamos puesta la casaca roja, y cuando empezó el partido, solo 4 continuábamos ajenos a la moda rojigualda. Qué casualidad, los 4, éramos vascos. Y es que sí, escuece. Los de la furia hispánica iban más allá y se pintarrajeaban de rojo y amarillo las mejillas, pero qué queréis que os diga, si bien es cierto que me sentiría más identificado con una selección vasca, tampoco me pintaría en los mofletes la Ikurriña, es cuestión de principios, estilo, o personalidad.

Pues eso, que arrastrados por la pasión futbolera, algunos vascos probablemente se han sentido más españoles durante la Eurocopa, pero creo que no va a darse esa máxima del amor idílico, aquello de "te quiero más que ayer pero menos que mañana", tras la eurocopa volverá a imponerse el... ¡Naranja! ¡El sábado arranca el tour!

lunes, 2 de junio de 2008

Secretos y mentiras (I)

SECRETO: Lo que cuidadosamente se tiene reservado y oculto. Hay quien no comprende bien su significado. Sobretodo cuando se trata de secretos ajenos. Pero también hay gente que adquiere una responsabilidad excesiva con el contenido del citado término. De hecho, a veces es mejor no saber. Porque aunque el saber no ocupe lugar, el conocer algunos detalles de las vidas de otros te puede colocar en tierra de nadie. En medio de dos bandos o más que tienen algo que ocultarse.

Desde aquellos infantiles “júrame que no se lo vas a decir a nadie” (gesto de dedos incluido) hasta los últimos “que esto no salga de aquí, confío en ti ¿eh?” hemos sido receptores de multitud de declaraciones “off de record”. Hay cosas que no se pueden contar y hay SECRETOS. Asuntos que son privados y que no han de convertirse en temas de tertulias y debates populares de cafetería. Y es que ¡cómo nos gusta el cotilleo!. Yo me pregunto cómo habrá sido el recorrido de esa información hasta llegar al centro marujil. ¿Quién ha filtrado la información secreta?

Hay personas que manejan mucha información confidencial y en cambio nunca la utilizarían como centro de atención en reuniones públicas. Lo malo es que esa especie de confesores está en peligro de extinción. La especie más común es la formada por aquellos que mueven la información en “círculos restringidos”.

Los asuntos que ocultan los secretos son de lo más variados, pero si hacemos recuento, ¿no son los temas sentimentales los que más verdades esconden?.