
Cuando cambiamos de trabajo, se supone que nuestra experiencia nos beneficia, pero ¿hasta que punto nuestro curricuorem pasado garantiza que en nuestro nuevo puesto de complicidad sentimental vayamos a encontrar la estabilidad necesaria? ¿Esa experiencia acumulada es efectiva/afectiva?
Vivimos tiempos de precariedad laboral, contratos basura -cuando los hay-, ya que cada vez los empresarios apuestan más por "invitarte" a que engroses la lista de trabajadores en régimen autónomo. Los tiempo cambian: Antes un trabajo, y una relación, eran "fijos", para toda la vida. Ahora, como mucho, pueden ser indefinidos: Hasta que la muerte o la jubilación nos separe, o hasta pasado mañana.
La vida se nos escapa, los sentimientos intentan afianzar sus patitas en nuestros corazones, pero la inmediatez lo contagia todo.
AaMhOoRra
1 comentario:
Bueno, son momentos de transición, quizás a ninguna parte, quizás a parte alguna. A veces, las puertas de salida con la palabra exit son para entrar en una habitación infernal. En cualquiera de los casos, el monoteismo en el amor como en la religión y las finanzas sólo conduce al hastío, la venganza y la muerte: a la división entre creyentes y no creyentes, "fieles" e "infieles". El politeísmo amoroso requiere una premisa de inicio: uno es dueño de su cuerpo hasta que éste deja de ser tal, o deja de decir “siento, luego existo”. Amar a distint@s dios@s puede ser enriquecedor, como el viajar a distintos lugares, a condición de beber de ellos, de dejarse embeber. Sólo hay que saber exponerse a la intemperie, y aunque duela, no decirlo con pelos y señales, como en un ambulatorio amoroso. Entre otras cosas, los seres (humanos) son formas, son fuerzas y aromas, y el supermercado está lleno de ellos. Elige y seduce, no poseas, seduce, siempre dejarás un resto, efímero, como la huella en la orilla. La cuestión es no permanecer. Es un buen objetivo. Para conversar y hacer chantajes están l@s amig@s.
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