miércoles, 19 de diciembre de 2007

Pesadilla antes de navidad


"Los niños tiran nieve, en vez de calaveras, y juegan tan felices y no hay muerte en las aceras..." cantaba Jack Skellington en la maravillosa Pesadilla antes de navidad de Tim Burton. La verdad es que, más allá de la nostalgia infantil, las luces de navidad estos últimos años brillan menos. Está bien eso de las luces de bajo consumo, que lo del cambio climático va a hacer que la navidad deje definitivamente de ser blanca, pero esas luces que ponen ahora, no brillan. No centellean. No destellean. No hacen chiribitas. No.


Apagada navidad. Que no pagada. Y es que, ¡qué sería de la navidad sin la socorrida tarjeta VISA! El otro día pillé a la mía a punto de fugarse: Se había echado el petate al hombro, que todo sea dicho, la pobre es todo hombros, que ni se le ve la cabeza ni ná... Supongo que las hacen así para que no le den muchas vueltas a la cabeza y no se asusten con los sablazos que les meten (les metemos) a comienzo de mes. A lo que iba, que la pillé agarrando ya el pomo de la puerta, a la fuga... ¡Ven pacá miss del dispendio consumista! Y es que esta, como las misses, también tiene banda, aunque magnética... Reconozcamos su labor, no habría navidad sin tarjetas VISA.


Me ha llegado un e-mail del sindicato unido de conejos, que han puesto el grito en el cielo ante las recomendaciones del gobierno de consumir conejo estas navidades: "¡Que apechuguen ahora los cochinillos, el cordero y el marisco, que es a quienes les toca!" dicen. Y bien visto, si lo que ahora tanto ha subido han sido los productos de primera necesidad, pan, leche, aceite... Consumamos angulas, marisco, jamón de bellota, besugo, trufas, caviar... Que están tan caros como siempre: Ni más, ni menos.


A pasarlo bien, ya que estamos... Por cierto, la imagen de Pesadilla antes de navidad nos la envió Asun Benito, fiel oyente de La última seducción. Muchas gracias: Por la foto, y por supuesto, por la escucha.

1 comentario:

Anónimo dijo...

...te equivocas.... en nuestra vecina ciudad de Bilbo no escatiman en iluminación...a mí , todavía, me hacen los ojos chiribitas... pasearse éstos días por la Gran Vía bilbaína al atardecer es como trasladarte a las Vegas (no he estado nunca pero una se puede una hacer una idea)...indescriptible centelleo de lucecitas azules a lo largo de toda la calle a lo que se suman el derroche de bombillas parodiando el desierto y las palmeras del Oriente del Corte Inglés...Si a ésto le sumas la marea humana que se mueve...¡todavía no me he recuperado de la impresión!
Yo tengo la sensación de que ultimamente el espíritu navideño me tiene algo abandonada.. pero,sinceramente, no tengo intención de que me encuentre y me atrape..