Veían los trenes pasar, cada vez más rápido, pero nunca paraban. Soñaban con poder coger uno de esos trenes, y ver qué había más allá de los campos y los molinos, pero nunca paraban. También tenían un aeropuerto donde apenas aterrizaban aviones, y no tenían puerto, porque no tenían mar. Infraestructuras infrautilizadas, sobrevaloradas, demasiado tarde para plantearse si necesarias. Habemus ave, aunque por la mancha, no marcha.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario