Como si no nos chuparan suficiente la sangre los banqueros, los adolescentes de sangre hormonada emulan a sus ídolos cinematográficos, botellón con chupito de hemoglobina. La sangre no ha llegado al río, pero el asunto no es para reírse, que se empieza mordiendo a los amiguetes y se acaba en El diario de Patricia.
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