Es ver una ballena de cartón-piedra flotando en Orio, y retrotraerme a mi más tierna y política infancia. Aunque no pudiera votar, estaba deseando que llegaran las elecciones, para ser engullido por ¡la ballena del PNV! Nos decían que no había que coger caramelos de un extraño, pero ¿quien se podía resistir a bajar por la txirristra y asomas por sus fauces? Entrar en ella, era como asomarse a un universo paralelo, desafiar al peligro y reírte de él como si fueras un lobo de mar. Rechupeteabas el caramelo, ese preciado botín a por el que volvías una y otra vez, subiendo y bajando por las tripas de la ballena. ¿Alguien sabe que fue de ella? ¿La soltaron en alta mar? ¿La vendieron a Japón para que hicieran sushi? Las campañas electorales no han vuelto a ser lo mismo desde que desapareció la ballena del PNV.
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1 comentario:
Gracias. Yo también recuerdo haber jugado en esa ballena en algún mitin en el velódromo de Anoeta. También la mencionan en http://dejadaaltxoko.blogspot.com.es/2011/11/propaganda-mentiras-y-cintas-de-video.html#!/2011/11/propaganda-mentiras-y-cintas-de-video.html
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