miércoles, 20 de agosto de 2008

¡Camarero!

¿Un camarero nace o se hace? En los tiempos que corren, más de uno y más de dos se hacen camareros por necesidad, pero aquellos camareros que sabían tratar con respeto y educación al cliente, aquellos que eran capaces de hacer el slalom más exigente sorteando mesas, sillas y niños hiperactivos sin mirar al suelo ni titubear por un instante con la bandeja cargada con 2 cañas, un bitter, un refresco, dos cortados, una ración de calamares y otra de olivas, aquellos camareros de otro tiempo son ejemplares en vías de extinción, y la verdad es que no se si su destino profesional estaba marcado desde el útero materno, pero está claro que algún don innato tienen. De todas formas, seguramente alguna vez os habéis preguntado cómo es que un camarero atareado y de espaldas puede saber que le estamos mirando para pedirle una consumición.

Mi teoría no se retrotrae tan lejos, hasta la gestación en el vientre materno quiero decir, pero tampoco nos alejamos demasiado de esa añorada época, probablemente la más feliz de nuestras vidas. La explicación de ese don se encuentra en la tierna infancia, en los recreos para ser más exactos: Y es que, ¿no serán esos camareros que saben que les estamos mirando quienes de niños se quedaban siempre contra la pared cuando jugábamos a 1, 2, 3 al escondite inglés? Y es que seguro que recordáis que siempre que jugábamos a ese juego, había un niño que no conseguía librarse ni a la de 3, nunca mejor dicho...

A lo que no consigo encontrar explicación es a porqué muchas veces un camarero está mirando cerca de donde tú estás haciendo aspavientos para que le atiendas, y nunca te ve, aunque curiosamente sí que ve a la rubia que también esta pidiendo cerca de ti. Si alguien conoce la respuesta o tiene alguna teoría conspirativa que pueda hacer luz sobre este asunto, que se manifieste en los comentarios a pie de entrada, que yo me voy a tomar una cañita:

¡Camarero!... ¡Camarero!!... ¡CAMAREROOOOO!!!!!!!!

No hay comentarios: