Mi teoría no se retrotrae tan lejos, hasta la gestación en el vientre materno quiero decir, pero tampoco nos alejamos demasiado de esa añorada época, probablemente la más feliz de nuestras vidas. La explicación de ese don se encuentra en la tierna infancia, en los recreos para ser más exactos: Y es que, ¿no serán esos camareros que saben que les estamos mirando quienes de niños se quedaban siempre contra la pared cuando jugábamos a 1, 2, 3 al escondite inglés? Y es que seguro que recordáis que siempre que jugábamos a ese juego, había un niño que no conseguía librarse ni a la de 3, nunca mejor dicho...
A lo que no consigo encontrar explicación es a porqué muchas veces un camarero está mirando cerca de donde tú estás haciendo aspavientos para que le atiendas, y nunca te ve, aunque curiosamente sí que ve a la rubia que también esta pidiendo cerca de ti. Si alguien conoce la respuesta o tiene alguna teoría conspirativa que pueda hacer luz sobre este asunto, que se manifieste en los comentarios a pie de entrada, que yo me voy a tomar una cañita:
¡Camarero!... ¡Camarero!!... ¡CAMAREROOOOO!!!!!!!!